La ecuación no falla.
Los estímulos externos, que conseguimos al salir a divertirse (y ni hablar, al viajar, que es “la salida” por excelencia) nos quitan la atención de lo que pasa dentro de nosotros mismos.
Y con los años que tengo arriba estudiando y observando el mundo, te puedo asegurar que lo del titulo de este posteo es asi: los que no están en paz interna necesitan mucha actividad externa, salidas, reuniones, viajes, lo que sea que no les deje estar tranquilos, solos y en silencio, en actividades donde si tenes “monstruos internos” estos aparecen a la conciencia y te hacen sentir mal y por lo tanto sentís la necesidad de generarte actividades que te saquen del contacto contigo mismo.
Lo opuesto también es verdad: tanto menos en paz interna estas, menos toleras el contacto con la gente y el exterior (por eso la gente desengañada de la vida se ponia de monja o se iba a un monasterio, la vida real “no les funcionaba”). Así que cuando ves a una persona que vive como un ermitaño social, sabe que estas en presencia de alguien tan desequilibrado psicologicamente como el que esta continuamente necesitado de actividades externas para no estar solo consigo mismo.
Como siempre la palabra quid aquí es “dosis”.
Tanto mas tu necesidad de salir a divertirte, menos en paz estas por dentro
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