Uso el término “oveja multicolor” porque me gusta mucho mas que el término “oveja negra” (que es como la ve el resto de la familia) para referirme a quien se anima a decir basta y así oponerse a las mentiras que pasan por verdades que se sostienen en determinados núcleos familiares, o para decir basta y oponerse a determinadas prácticas de vida que pasan por constructivas cuando no lo son, en determinados núcleos familiares acostumbrados a que “aquí se hacen las cosas así”.
Lo usual es que a la oveja multicolor se la exilie, de alguna u otra manera, cuando se pone a desafiar los códigos familiares.
Y la soledad duele.
Por eso el crecimiento personal requiere coraje para aguantar el dolor, entre otras cosas, de la necesaria separación de vínculos familiares cuando estos son tóxicos.
Porque mantenerlos en silencio (la única forma que la familia lo acepta a uno) es una forma de justificar (porque el que calla otorga) y el que justifica termina repitiendo en su vida los códigos insanos que no se animó a condenar.
Nuestro inconsciente NO SE FIJA EN LO QUE DECIMOS CREER y solo se fija en LO QUE HACEMOS, si nuestras acciones muestran que apoyamos lo toxico (con nuestro silencio cómplice) tomará nota de ello y manejará nuestra vida y nuestros reclutamientos en coherencia con eso que REALMENTE demostramos creer como cierto y aconsejable (porque una acción vale por mil palabras, y nuestro inconsciente se fija en lo que hacemos sin tragarse el bla bla bla que decimos para la tribuna y para quedar mejor con nosotros mismos)