Es enorme la influencia que el ser humano recibe de su pareja, para bien o para mal.
Y me he encontrado en muchísimos casos, con que una mala nuera o un mal yerno terminan separando a un hijo o hija de sus padres y de la familia, sin motivos reales que lo justifiquen (ver posdata).
Y es triste cuando uno pierde el contacto fluido y amoroso con un hijo o una hija porque aparece alguien que por sus problemas personales (como que ellos mismos no tuvieron buena familia por lo cual por una especie de envidia no quieren que su pareja tenga la contención y compañía de la suya) influye sobre su pareja para generar un corte o enfriamiento de las relaciones familiares.
Por otra parte, cada persona es el resultado de su crianza, y cuando un hijo o hija se deja influenciar de mala manera por su pareja, algo falló en la crianza y los padres ahí sufren las consecuencias de sus propios fallos.
Un hijo o hija que salio “bien equipado emocionalmente” para la vida de adulto, cuando llega alguien que injustificadamente lo quiere separar de su familia, total o parcialmente, ahí o le explica a su pareja su mal proceder y logra que cambie de rumbo, o directamente se da cuenta que esa relación de pareja es perjudicial para su vida y se separa por tener su pareja un defecto descalificatorio.
Posdata: hay familias toxicas de las cuales efectivamente uno debe separarse y entre las “cosas buenas” que la pareja de uno le puede llegar a aportar, es darle la fuerza emocional necesaria para separarse de ellas. Por supuesto que ahí la familia va a tratar a la nuera o yerno como malditos igual que en el caso de arriba del posteo a pesar de ser el caso contrario porque en este caso la separación de la familia es parte imprescindible del crecimiento personal.