Cuando los hijos fueron bien educados en valores humanos, y ven que uno de los padres genera situaciones de indignidad para el otro (por ejemplo infidelidades repetidas, u otro tipo de violencia física o emocional), son los primeros en pedirles a los padres que se divorcien, porque quieren y aman a la persona mal tratada y le piden que con el ejemplo les enseñen que uno sabe y puede y debe defenderse de ese mal trato, divorciándose.
Pero hay casos de niños que no fueron criados en valores de vida, que en casos así, si están cómodos, prefieren que la madre (en general es la madre) o el padre “maltratado” se guarde su dignidad en el culo y los padres sigan casados para poder seguir viviendo con comodidad (porque como no les importa el bienestar de la madre tratada indignamente, solo buscan su propia comodidad material y emocional, y que todo siga como está).
Y ahí la culpa de la actitud de esos hijos no es solo de los hijos, sino también de los padres, porque esos hijos no se criaron solos y los valores o falta de ellos que tengan se los enseñaron los padres, ambos.
Posdata: eso si, si tus hijos todavía viven contigo, nunca es tarde para empezar a educarlos bien, con valores, y enseñándoles la diferencia entre el bien y el mal, lo cierto y lo falso. Y siempre, siempre, siempre, se enseña primero que nada, con el ejemplo de vida que uno da con sus propias actitudes en la vida.
Mamá divorciate!
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