En la Biblia, que de psicología sabían poco, ya lo habían observado y se lo atribuían a un castigo divino; si alguien actuaba mal, lo terminaban pagando hasta la tercera o cuarta generación.
Pero no es un castigo divino (ningun Dios seria tan inmoral de hacer pagar a un hijo, nieto o bisnieto por algun pecado cometido por el padre, abuelo o bisabuelo) sino una consecuencia psicológica de la necesidad de los niños de no dejar en evidencia las cagadas de su padre o su madre y tratar de justificarlos, lo cual los lleva a hacer las mismas cagadas ellos de grandes, lo cual suele duplicarse otra vez con el hijo del hijo (el nieto) y así hasta que en alguna generación posterior alguien dice “basta con la locura familiar, todo esto FUE una cagada de mi padre y de mi abuelo (y eventualmente de mi bisabuelo) y es hora de llamar al pan pan y al vino vino”.
Ejemplos tomados de la vida real (entre miles posibles, el ser humano es muy creativo a la hora de hacer cagadas en sus propias vidas):
1) Cuando vos veas a un hombre destruyendo su vida matrimonial y familiar por infidelidad, mira a la generación anterior y encontraras lo mismo, el mismo patrón de funcionamiento.
Y mira a la generación siguiente y si alguien no hace algo por ayudar al hijo a llamar al pan pan y al vino vino, hará lo mismo que el padre y el abuelo.
2) Cuando vos veas a una mujer reclutando a un mal marido y quedándose en ese matrimonio por aaaaaaaños, encontraras en la generación anterior, y quizás en la anterior a la anterior, el mismo patrón de funcionamiento.
El crecimiento personal pasa por ayudar a la gente a cortar con las supuestas maldiciones familiares que no son otra cosa que la repetición del patrón aprendido de los padres, por no animarse a enfrentar a los padres y decirles “lo que hiciste está mal, no es así que uno debe vivir la vida”
Maldiciones familiares
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