Cuando me divorcié de la madre de mis hijos, ellos eran muy chicos, 3, 5 y 11 años.
Y al principio pasaron la mitad de la semana conmigo (tenencia compartida) y luego pasaron a vivir conmigo.
Cuando me divorcie tenia 37 años y como siempre me gustó salir con mujeres bastante mas jovenes (15 a 17 años menos a mi, todas mis parejas desde entonces), las mujeres que conocia estaban en plena edad de “formar familia y tener hijos” de modo que les decia en la primer cita .. “no voy a tener mas hijos”.
Cosa de no hacerle perder tiempo a nadie y de no poder ser acusado de “haberlas enamorado sin haberles dicho las cosas importantes de mis planes de vida”.
Por que no queria tener mas hijos?
Porque consideraba que si formaba una nueva familia con una nueva mujer, con nuevos hijos, el centro de gravedad de mi casa iban a ser los hijos nuevos que tuviera con mi nueva pareja y por lo tanto mis hijos, cuando estuvieran en mi casa, estarían sintiéndose desplazados del centro de gravedad, por mas queridos que fueran por mi y su “madrastra”.
Y no quería que mis hijos sintieran otra cosa que ser el centro de gravedad de mi vida, como siempre lo fueron, hasta que fueron grandes y ya su centro de gravedad estaba incorporado intelectual y emocionalmente en sus propios seres, estuvieran donde estuvieran.
Comento esto porque mucha gente se divorcia y forma nuevas familias sin pensar en el argumento aquí expuesto.
Y en muchas consultas veo las consecuencias emocionales y psicológicas, de haber sido desplazados del centro de gravedad de la vida de sus padres.
Posdata: ojo, eso no me hace buen padre, mis hijos se sintieron desplazados igual del centro de gravedad de mi vida por otro motivo, mi pasión por el estudio basado en la intuición de que tenia un talento especial para la psicología, lo que requería adquirir las herramientas intelectuales para poder “dejar mi marca en el mundo” (mi marco teórico nuevo sobre la psicología y neurociencia, que esta en mis 7 libros), en que pasaba encerrado en mi cuarto hoooooras por día estudiando en lugar de jugar mas con ellos. La capacidad de dañar a nuestros hijos es muy variada, pero si tenemos conciencia de cada una de nuestras acciones, no las haremos sin pensar en lo que estamos haciendo y sus consecuencias.
Los hijos en el centro de gravedad del hogar
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