Hay personas que, por inmadurez emocional, no manejan los grises.
Sus cerebros funcionan en este aspecto igual que los niños, en la modalidad “blanco o negro”, “todo o nada”, “es muy bueno o muy malo” (por eso los cuentos para niños tienen personajes muy muy muy buenos o muy muy muy malos).
Cuando este tipo de personas hacen algo malo, y se empiezan a sentir culpables o responsables de algo en sus vidas, en lugar de sentir una culpa X (17, 42, 58 en escala del 0 al 100, lo que sea que es lo que marcaría un “culpometro” objetivo, si existiera ese aparato) empiezan a sentir una culpa o responsabilidad 100 (porque su mente tiende a percibir y razonar en blanco o negro, todo o nada y dado que culpa 0 no es, la única otra opción que les queda como registro posible de su culpa es 100).
Ahora bien; sentir culpa 100 “duele” como tortura.
Para evitar sentir ese dolor tan fuerte, este tipo de personas usa una de dos opciones (a veces usa ambas):
1) culpar al otro de todo lo que le sucede, o sea, la proyección de las culpas propias en otra persona (por lo cual este tipo de personas nunca muestran genuino arrepentimiento, nunca piden perdón genuinamente, nunca se hacen cargo de lo que hicieron o de como provocaron lo que sucedió).
No es que se elija esta opción conscientemente y la persona se diga “me voy a autoconvencer de que la culpa es del otro así zafo de la tortura de sentir una culpa 100″ sino que el mecanismo se ha desarrollado y aprendido temprano en la vida y les funciona ya como mecanismo reflejo, en automático.
2) adoptar la falsa filosofía de que todo lo que sucede es lo único que podía suceder, siempre, en todos los casos, por lo cual nadie tiene nunca ninguna “culpa” de nada porque todo lo que sucede debe suceder así como sucedió y en ese momento que sucedió.
No es que se elija esta opción conscientemente y la persona se diga “me voy a autoconvencer de esta forma de pensar así zafo de la tortura de sentir una culpa 100″ sino que cuando se oye hablar de esta idea se adopta como cierta aunque la persona no se de cuenta que elige creer eso PARA zafar del dolor de la culpa.
Pero existe una tercera opción: crecer.
O sea, desarrollar con trabajo y esfuerzo el chip cerebral del manejo de los grises (que a otra gente le sale de forma natural), y darse cuenta que HUBIERA podido actuar diferente aún con ese nivel de conciencia y crecimiento que tenía en ese momento o que si se quiere creer que para cada nivel de crecimiento hay solo una acción posible, que HUBIERA podido tener algo más nivel de conciencia que lo que tenía en ese momento (si hubiera puesto más garra en su crecimiento personal en el periodo anterior) por lo cual cada cual hubiera podido tener mayor nivel de conciencia y/o elegir mejor sus decisiones y acciones para el nivel de conciencia que tenía.
Y que por lo tanto TIENE culpa y responsabilidad sobre lo sucedido y generado o permitido, en algún punto intermedio entre 0 y 100, el que corresponda al caso cuando se lo analiza con objetividad.