Los hijos crecen y se van y hacen su vida.
El dinero es imprescindible porque la falta de dinero genera infelicidad, pero el dinero no te compra felicidad.
El trabajo te puede satisfacer y autorrealizar pero difícilmente llegue a darte la felicidad que te puede dar una relación de pareja realmente feliz.
Los amigos y los hobbys son también muy importantes pero una relación de pareja cuando sale bien, cuando ambos son compatibles, y compañeros y fieles y dedicados mutuamente a fomentar la felicidad del otro, genera mas felicidad que una amistad o un hobby.
El cincuenta por ciento de la felicidad está en tener una linda y constructiva y amorosa y fiel y firme relación de pareja, si sos feliz en pareja tenes el cincuenta por ciento ganado y si bien todos estamos en algún punto intermedio entre la perfecta relación de pareja y la horrible relación de pareja, si tenes algún tipo de incapacidad para formar una relación de pareja adecuada, tenes el cincuenta por ciento de la felicidad posible perdida.
El que sigue es un caso de la vida real.
Una mujer, con hijos adolescentes, de unos 45 años, se divorcia y luego de divorciada vive 30 años sin volver a formar una relación de pareja comprometida con profunda entrega mutua apostando por la felicidad de pareja y luchando por ella.
Por lo dicho arriba, con esa decisión perdió la mitad de la felicidad posible para su vida como ser humano.
Las explicaciones de por qué hizo lo que hizo en este rubro pareja (no volver a formarla nunca mas) son varias, algunas conscientes y otras inconscientes y son similares en la mayoria de las mujeres que hacen esto (una de las típicas razones inconscientes para que una mujer haga algo así es que básicamente “no cree que haya hombres que valgan la pena en el mercado” y para estar mal acompañada, mejor estar sola).
Habiendo dicho todo esto como introduccion, vayamos al punto del posteo:
Este mujer, luego, cuando la hija o la nuera o cualquier otra mujer divorciada busque rehacer su vida afectiva va a estar saboteando el intento. Porque de ver, alrededor de ella, como ES posible rehacer la vida de pareja en una relación feliz y de mutuo compromiso y compañerismo, se tiene que decir a si misma “que boba que fui que prendí fuego a mi propia felicidad con una mala decisión”.
Y el problema de la vida es que muchas veces no te da revancha y lo que perdiste, lo perdiste para siempre.
El crecimiento personal requiere entre otras cosas la capacidad de decir “me equivoqué, hubiera podido decidir mejor” y aceptar que uno tiene derecho a equivocarse en lugar de tratar de forzar a otras personas a cometer las mismas equivocaciones que uno cometió, solo para no tener que asumir ciertas verdades con respecto a nuestra vida y nuestro pasado.
La alternativa es sumar al daño que una se hizo a si misma, el intento de daño a la felicidad de los demás.
La necesidad de justificar las decisiones equivocadas del propio pasado
Para ver el posteo original con los comentarios en Facebook hacer click en el siguiente link: https://www.facebook.com/roberto.lazar.5/posts/10211006643303000