La “guía” hacia el “bien” es una voz interior.
Los antiguos religiosos lo llamaban la voz de Dios y a cada rato en la Biblia nos encontramos con frases como “y Jehova le hablo y le dijo …” sin describir ninguna figura externa que le esté hablando al protagonista de la historia, o sea, es una voz que se “escucha en la cabeza”, una voz interna.
Si uno conecta con su voz interior (para obtener el GPS del bien) y lo hace repetidamente para entrenarse a escuchar , va a oír tres voces “guías”:
1) la voz de la conciencia, que nos avisa cuando estamos actuando mal (si tocamos algo muy caliente, el dolor de la quemazón nos avisa “deja de hacer eso”; si hacemos algo “malo” la voz de la conciencia nos remuerde, lo cual es un dolor psicológico, dolor que también sirve como aviso de “dejá de hacer eso”).
2) la voz de Dios (para llamarlo de alguna manera, ponele el nombre que quieras para designar el concepto de un poder superior que parece tener un “plan” y que a veces necesita de una persona o personas para llevarlo a cabo con algo concreto que esa persona o personas deben hacer o decir, y ahí es como que se genera una voz interna que “empuja” a las personas involucradas para que actúen de determinada manera y no otra … la persona espiritual no solo cree en la existencia de esa “voz de Dios” sino que está continuamente en la actitud de ponerse al servicio de esa voz, como ejemplo te pongo la conocida frase “Señor, hazme INSTRUMENTO DE TU paz”)
Y por último, y como corolario de estar abierto a nuestro interior, podemos tener acceso a una tercera voz, sumamente útil como GPS de la vida…
3) la voz interna de la intuición, que nos permite hacer la jugada adecuada en el momento y lugar adecuado como para conseguir nuestros objetivos (siempre y cuando estos objetivos personales no vayan contra el plan de la mente de Dios, lo cual se refleja en el lenguaje cuando decimos “si Dios quiere”).
Si desconectamos con la voz de la conciencia y de la voz de Dios (por no creer en su existencia o por no tener interés en escucharla o por tener rechazo a escuchar lo que nos tenga para decir, recriminar o pedir), tendremos la gran ventaja de actuar con maldad sin que nos remuerda la conciencia (o sea libres del dolor de la culpa).
Y con eso uno puede conseguir muchas cosas del tipo “dinero, poder y fama” (y todas las cosas que se consiguen a través del dinero, poder y fama).
Claro que el costo a pagar, para conseguir eso, es perdernos 3) = la voz interna de la intuición.
Con lo que es usual ver que los “malos” terminan haciendo la jugada equivocada en el momento inadecuado y con eso pierden lo logrado y más aún, cayendo en la ingominia y hasta la desesperación.
Pero en el corto plazo jugar para el bando del mal y la mentira paga buenos dividendos.
Eso sí, si uno aspira a tener paz interior y sentido de bienestar interno y autorrealizacion, la única opción es jugar para el bando del bien y la verdad.
Posdata: poéticamente los antiguos religiosos llamaban al mecanismo de cortar con las voces interiores 1, 2 y 3 “vender el alma al Diablo”.
La elección entre el bien y el mal
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