Así como hay hombres que se excitan sexualmente con las pelirrojas, o las mujeres de pechos grandes, o las mujeres que visten lencería erótica, hay hombres y mujeres cuyo gatillo para encender el deseo sexual o aumentar el sentimiento de placer en el sexo es el sadomasoquismo.
El sadomasoquismo puede ser tanto físico como psicológico emocional (hay quienes prefieren el primero, otros que prefieren el segundo y quienes justan de ambos por igual)
En el sadomasoquismo psicológico emocional hay un Amo dominante que ordena y manda y posee a su esclava (que vendría a ser el sádico dentro del juego) y una Esclava sumisa (que vendría a ser la masoquista dentro del juego que disfruta enormemente cediendo el poder totalmente en su Amo).
En el sadomasoquismo el control absoluto del Amo y la entrega absoluta de la Esclava no pasan necesariamente por los golpes (eso pasa solo en el sadomasoquismo fisico), sino en el “control” de la conducta de la Esclava que cede el poder de manejar su conducta en manos del Amo y SU voluntad.
Y para la esclava masoquista emocional lo que la excita es justamente esa entrega del poder sobre su propia vida, al menos ahí, durante el acto sexual, en manos de su Amo.
Cuando discuto con religiosos ortodoxos judíos (como me pasó ayer discutiendo sobre el tema de la homosexualidad y como el judaísmo está atrasado en seguir aceptando como orden justa y moral lo que dice en la Torah, los primeros cinco libros de la Biblia, condenando como pecadores que salen del agrado de Dios a los hombres que cometan actos homosexuales) me explican una y otra vez el placer que sienten al entregar el control de sus vidas a la “ley judía” (tal como está descrita en la Torah), no porque cada una de esas leyes (como la referente a la discriminación anti homosexual) necesariamente les cierre a nivel intelectual y moral, sino que, dicen, la máxima expresión del ejercicio del libre albedrío, es renunciar a dicho libre albedrío para poder entregar sus vidas en las manos de Dios y sus mandatos, que el religioso cree están escritos palabra por palabra dictados por Dios, en las paginas de la Torah (los cinco primeros libros del Viejo Testamento en la Biblia).
Lo que no se dan cuenta estos religiosos judíos ortodoxos, sin embargo, es que están haciendo LO MISMO que la esclava masoquista sexual en un punto, porque se sienten bien (reciben placer) por el mismo mecanismo que la esclava masoquista sexual: la entrega del poder propio en manos ajenas, una la hace en manos de lo que le dice que tiene que hacer su pareja en tanto su Amo, otro lo hace en manos de lo que le dice que tiene que hacer la Torah.
Conceptualmente, es “mismo perro, otro collar”.
El concepto común aquí es el placer que algunas personas obtienen de poder descansar de la responsabilidad y el peso que implica el estar a cargo de nuestras propias decisiones.
El placer de entregar el mando de nuestra vida a otra entidad, tomarnos vacaciones del libre albedrío usándolo solo para elegir a QUE o QUIEN entregar el poder de dirigir nuestra vida.
El sadomasoquismo religioso
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