Cada vez que perdemos algo importante de nuestra vida, un padre, una madre, una pareja, nuestro dinero, un ideal que era importante para nuestros valores, lo que sea que fuese MUY importante para nuestras necesidades emocionales o materiales, y lo perdimos, se requiere “hacer el duelo correctamente” para que esa pérdida no nos genere perjuicios graves en el futuro en algún ámbito de la vida.
Como el ser humano tiene la capacidad de REPRIMIR el dolor, o sea encerrarlo en un quiste en el inconsciente para que no nos jorobe el consciente, muchas veces en lugar de hacer el duelo, el ser humano recurre justamente a esa capacidad de represión.
Solo que el problema no desaparece cuando se lo entierra en el inconsciente. Al contrario, toma fuerza dia tras dia hasta que irrumpe en nuestra vida de forma problematica.
Por ejemplo:
Si no pudimos hacer el duelo adecuadamente de la pérdida de una madre, y solamente enterramos ese dolor fuera de la consciencia y nos remitimos a “mirar para adelante y seguir con nuestra vida”, podemos de grandes sufrir tres veces mas por un nuevo duelo, por ejemplo, en un duelo de pareja.
En definitiva, parte de una buena labor de psicoterapia es analizar los duelos irresueltos que el consultante tiene “para digerir” y ayudarlo a “soltar” el problema, para evitar que siga generando sufrimientos innecesariamente profundos y dificiles de superar luego en la vida de la persona, en donde ademas la persona no se da cuenta como el dolor de ahora tiene que ver con ese dolor de entonces que no pudimos o supimos afrontar y elaborar y digerir y soltar.
El problema de los duelos no vividos
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