En mi país el instituto de protección a los menores se llama INAU.
Menores abandonados y/o maltratados por sus familias van ahí a ser acogidos.
Me han contado que niños a quienes las madres maltratan de forma clara y terminante, como ser apagando cigarrillos encendidos en la piel del niño, cuando están en el INAU piden a gritos volver con sus madres.
Todos tenemos un “niño/a interior” que actúa como los niños del INAU. Y el adulto crecido dentro nuestro lo sabe controlar, cuando crecemos. Pero el niño interno siempre quiere volver a su “mamá” y el resto de la familia de origen, que así tienen un enorme poder de atracción, aun en el caso de familias disfuncionales con valores tóxicos, poder de atracción hacia la propia destrucción similar al poder de las sirenas de llevar a los marineros a su perdición, de la cual hablan algunos mitos griegos.
Me doy cuenta cuando alguien evoluciona porque sabe cortar con los vínculos tóxicos, incluyendo los vínculos tóxicos familiares.
Me doy cuenta cuando alguien involuciona porque observo que vuelve a estrechar los vínculos tóxicos familiares, sin que haya habido ningún cambio real en las personas toxicas con las cuales alguna vez tomó distancia para cuidar de su propia dignidad y auto respeto.
El poder de sirena de las familias disfuncionales
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