Hay dos formas de maltratar o ser maltratado:
1) por acción
2) por omisión.
Maltrato por acción es cuando uno le hace al otro algo que no le debería haber hecho (o dicho, decir es una forma de actuar).
Maltrato por omisión es cuando uno no le hace (o dice) al otro algo que le debería haber hecho (o dicho).
Un ejemplo de maltrato por accion, es si tu pareja te pega, o te miente, o hace algo diferente a lo pactado (por ejemplo, si te es infiel, porque salvo excepciones que confirman la regla, las parejas pactan fidelidad)
Un ejemplo de maltrato por omisión, es si tu pareja te trata de forma fría, falto de consideración, falto de amorosidad, falto de priorizacion, dejando de valorar tus virtudes
Si tu pareja te maltrata, por acción o por omisión una vez la culpa es de tu pareja.
Si lo hace hace tiempo y de forma repetida la culpa es tuya (porque te lo dejas hacer)
¿Por que te lo dejas hacer?
Seguramente porque tu madre y/o tu padre TAMBIÉN te generaron maltratos por acción o por omisión y es el “sabor del amor” que aprendiste en tu niñez, el que viene con maltrato.
Entonces ese maltrato por un lado te hace sentir mal y por otro lado (a tu niño interior que mal aprendió lo que es amor en su niñez) lo hace sentir “en el hogar” (porque ASI era el hogar del niño).
Lo que se aprende se puede desaprender.
Y cuando hemos tenido en nuestra infancia amores disfuncionales de nuestros padres o de alguno de ellos, la tarea es desaprender esa mala y disfuncional asociación de ideas, entre amor por un lado y esa forma de hacer doler que es el maltrato por acción o por omisión, físico, emocional, económico o psicológico, por otro lado.
Todo hábito requiere una decisión interna fuerte y clara para dejarlo.
El hábito del amor disfuncional que lo adquirimos en el hogar de nuestra niñez cuando nos tocó un padre o una madre que tenían esa disfuncion en el amor también requiere esa decisión interna a la que precede “darse cuenta” como estamos repitiendo, en nuestras relaciones de pareja, la forma en que fuimos amados por nuestros padres.
Hay amores que lastiman.
Cuando te quitas el habito de ese tipo de “amor disfuncional” pasan tres cosas:
1) dejas de reclutar ese tipo de personas para tu vida
2) dejas de pedirle “telepáticamente” (desde el subpersonaje tuyo disfuncional) que te haga lo que te hicieron tus padres (para repetir esa experiencia que quedó sin digerir de tu niñez, para disminuir el dolor pudiendo justificar a tus padres con el “y bueno, es que todos son así” o para “cambiarle el final a la película” y lograr retroactivamente que tu padre/madre , representado simbólicamente a tu inconsciente por esta pareja, esta vez si te aprecie como necesitabas)
3) aprendes a cortar las relaciones con quienes insistan en maltratarte por acción o por omisión dándote cuenta que repetir la forma disfuncional de amor de tus padres implica sufrimiento que no vale la pena la ganancia ni de justificarlos ni la ganancia de intentar cambiarle el final a la película.
El maltrato emocional en la pareja
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