Mentir o engañar es llevar a que otra persona termine creyendo algo que no es verdad.
Podes mentir o engañar por acción (las cosas que decís que son falsas) o por omisión (las cosas que no dijiste que deberías haber dicho para que la otra persona acceda a su derecho a saber la verdad).
Podes dañar por acción o por omisión.
Un padre que golpea a su hijo lo daña por acción.
Un padre que abandona total o parcialmente a su hijo lo daña por omisión.
Podes autosabotearte también por acción (las cosas que haces que te perjudican) o por omisión (las cosas que no haces que te perjudican por no haberlas hecho).
El crecimiento personal requiere hacernos cargo (y responsabilizar a los demás) de las mentiras, daños y saboteos que se hacen por omisión igual que las que se hacen por acción.
Y cuando digo igual quiero decir igual.
El sistema judicial reconoce eso avisando al testigo que lo enviara a la carcel POR IGUAL por el delito de perjurio, si lleva al jurado a no tener acceso a la verdad sea porque diga mentiras o porque calle información útil y se lo recalca haciéndole jurar que va a decir “la verdad, solo la verdad y TODA la verdad”.
Mucha gente con poco crecimiento personal cree que ocultar es menos grave que mentir o que los daños por omisión (lo que no hacen que deberían haber hecho) son menos graves que los daños por acción.
Es una forma cobarde de no hacerse cargo.
El daño que se hace por omisión
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