Por lo que he observado en mi vida (y me dedico a estudiar y entender y observar cómo funciona la vida de los seres humanos) quien actúa mal, termina pagando el precio, más tarde o más temprano.
Cuanto mas tarde paga, lo hace con mas multas y recargos.
Esta “ley del karma”, a falta de un nombre mejor, realmente funciona tan pero tan a menudo que es pésimo negocio desafiarla pensando que uno va a ser la excepción a la regla.
Dicho esto, pasemos al tema del posteo.
Hay personas que no saben si algo que hacen está bien o mal y/o que no saben cuan bien o cuan mal está.
Es más.
Ninguno de nosotros anda “perfecto” ni del chip de la empatía (sentir el dolor del otro, lo cual nos frena de hacer daño a otro ser) ni del chip de la conciencia moral (que nos avisa cuando algo que vamos a hacer o que hicimos está bien o mal y cuan bien o cuan mal está/estuvo).
¿Entonces?
¿Como saber, en general, cuan bien o cuan mal está algo que pensamos hacer o que ya hicimos?
Para la primer aproximación alcanza con hacerse estas dos preguntas, de manera consciente y con ganas de responderse con la verdad:
1) “¿como me sentiría yo si me hicieron eso a mi?”,
2) “¿como reaccionaria yo si me hicieran eso a mi”?
Para las personas más evolucionadas estas dos preguntas y sus respuestas son automáticas y ni siquiera piensan conscientemente en ellas, les sale hacerlo de forma tan natural como poner los cambios para quien ya sabe manejar un automóvil.
Para el resto de nosotros (porque son pocos los taaaan evolucionados que tienen perfecta tanto la empatía como la conciencia moral) están siempre disponibles esas dos preguntas que funcionan como brújula del bien proceder.
Para ahorrarnos el pago con multas y recargos.
Dos preguntas claves para evitar que la ley del karma nos cobre multas y recargos
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