Cuando queremos cosas opuestas

La forma mas práctica de imaginarnos la mente de un ser humano es imaginarla como la suma de cantidad de subpersonajes, como pequeños seres que viven en nuestra mente, cada uno de ellos con UNA función y UNA intención.
Cada subpersonaje tiene SU intención y por lo tanto hay un cumulo de intenciones diferentes que existen en nuestra mente, y a veces no solo son diferentes, sino que son opuestos.
Y ahí viene el problema: el ser humano que no sabe de psicología le parece que no es normal, sino al contrario, un síntoma de locura, querer una cosa y también la contraria.
No, no es anormal, es totalmente normal y le pasa a todo ser humano.
Te pongo un ejemplo claro de entender:
¿A quien no le gusta la libertad?
A todos nos gusta.
Poder hacer lo que queramos cuando queramos como queramos.
Pero ¿a quien no le gusta poder tener relaciones humanas comprometidas, sea de pareja o de amistad?
A muchos nos gusta.
También.
Pero cuando estás en una relación comprometida, que se supone está basada en el amor y el compañerismo, ya lo que uno va a hacer, cuando lo va a hacer y como lo va a hacer, no solo depende de lo que nos guste a nosotros y necesitemos nosotros, sino también de lo que gusta y necesita nuestra pareja o nuestro intimo amigo/a.
Un subpersonaje vota siempre por la libertad.
Otro subpersonaje, en esa misma situacion X, vota por llevarse bien con la otra persona con la cual hemos elegido tener una relación de compromiso e intimidad y por lo tanto puede votar por NO hacer lo que el personaje libertario vota por hacer, si va en contra de la calidad de la relación formada y que valoramos.
Este tipo de “intenciones opuestas” es la norma, no la excepción y quien decide que hacer cuando hay votos contrarios y diferentes en el “parlamento de la mente”, es el presidente de la República del YO, a quien por falta de una palabra mejor, llamaremos “el YO”, que no es ninguno de nuestros subpersonajes, que no es el cerebro sino el que tiene un cerebro a su disposición, y lo usa como piloto automático que le calcula posibles acciones pero que se reserva el derecho a elegir, según su escala de valores, cual acción tomar en ultima instancia en cada situacion.
Y he ahí el punto donde surgen los problemas:
a) algunas personas no tienen un “YO” en funciones, y hacen lo que el subpersonaje mas griton de su psique esté exigiendo en ese momento, se mueven a impulsos y los ves una vez avanzando hacia el objetivo A y luego haciendo cosas que son autodestructivas con respecto a conseguir el objetivo A, solo porque ahora estan manejados por el subpersonaje que busca el objetivo B, o el X o el Z.
b) algunas personas que si, tienen un “YO” en funciones, por no darle voz a cada subpersonaje (justamente porque no toleran el querer una cosa y también la contraria) adoptan la estrategia de “muerto el perro se acabo la rabia” y REPRIMEN a uno de los dos subpersonajes en pugna al inconsciente, o sea, “solucionan” el conflicto de objetivos internos callando a prepo a uno de los dos subpersonajes. Solo que reprimir a la inconsciencia es exactamente lo OPUESTO a lo que hace una persona que busca crecer y evolucionar, que consiste justamente en pasar todos los dias algo del inconsciente a la conciencia y conocernos cada vez mas a nosotros mismos.
Y ahí el subpersonaje reprimido va tomando mas y mas y mas fuerza (en lugar de desaparecer que era el objetivo) y empieza a manejar, por detrás de bambalinas, nuestras conductas y así reclutamos personas, situaciones y manejo inconsciente de nuestro propio sistema inmuno neuro endocrino, que terminan saboteando nuestros objetivos “oficiales” y llamamos luego a eso “mala suerte”, o “destino” o “accidente” o “enfermedad”.

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