La psicología fue evolucionando en la respuesta a la pregunta “¿por que hacemos lo que hacemos?” o sea, la fuente y origen de la conducta humana.
Primero se pensaba que lo que motivaba nuestra conducta eran nuestros pensamientos conscientes, o sea, decidíamos hacer algo en consciencia y luego íbamos y lo hacíamos.
Luego Freud agregó como fuente de la conducta al inconsciente, o sea que había pensamientos y sentimientos y decisiones que se tomaban sin sospechar siquiera que estaban ahí y que motivaban nuestra conducta y luego que actuábamos o decíamos “no se porque lo hice” o nos inventábamos una pseudo explicación para hacer aparecer como “razonable” nuestra conducta.
Luego Assiagioli introdujo el concepto de subpersonajes, y ya “el consciente” y “el inconsciente” eran en realidad el agregado de múltiples subpersonajes conscientes y múltiples subpersonajes inconscientes, cada cual con su intención.
Luego Jung agregó como fuente de la conducta personal el concepto del inconsciente de OTRO influyendo nuestra conducta, a través de primero “infiltrarse” en nuestro propio inconsciente, y por “otro” podemos tomar a una persona especifica o a la familia, o a la tribu o al planeta entero con el concepto de “inconsciente colectivo”.
Luego Lazar (yo) en su Psicología Teleológica unifica todos estos conceptos y le agrega un cuarto “origen” a la propia conducta, utilizando para explicarlo a la física quantica, y mostrando como el “futuro mas adecuado” desde el punto de vista “integración del universo” genera influencia sobre el presente, de modo que influye en el funcionamiento de las psiques individuales como para “empujarlas” a tomar una decisión, que parece totalmente irracional a la luz de la conveniencia personal pero que es conveniente de alguna forma para “el bien mayor” (mas información sobre esto en http://robertolazar.com/libro-iv-donde-estas-el-bag-bing/)
¿Como hacer entonces para estar mas “a cargo” de las propias conductas?
Primero conocer a cuantos mas de nuestros subpersonajes inconscientes y llevarlos a la conciencia, porque solo tenemos control sobre nuestras motivaciones conscientes para actuar de una u otra forma.
Segundo estar atentos a cuando desde la mente de otra u otras persona se nos “invita telepaticamente (de inconsciente a inconsciente)” o se “nos da un mandato, también telepaticamente, de inconsciente a inconsciente” (esto ultimo en el caso de los padres hacia los hijos) de actuar de tal o cual forma para poder pasar eso recibido a la consciencia y así poder decir “no gracias, paso, no deseo hacer eso”.
Tercero, con respecto a la voluntad del “bien mayor”, entender que somos parte de un todo y por lo tanto “peones del Universo” para su plan evolutivo (y no confundir esto con las propias fantasías en que creemos escuchar voces internas que nos “piden” determinada acción cuando solo es fruto de nuestra fantasía) y que cuando nos alineamos con la voluntad del bien mayor, fluimos, tenemos viento a favor en la camiseta y en cambio, cuando nos negamos a ello, el Universo conspira continuamente en nuestra contra con “obstaculos” a los que llamamos “mala suerte”.