El que no entiende y aplica esto en su vida no llegó al mínimo imprescindible para llamarse humano civilizado, es solo un animal regido por la ley de la selva disfrazado de ser humano.
Las necesidades económicas no te dan derecho a salir a robar.
Ni a cortarle el tránsito a los demás con piquetes.
Ni a vender mercadería ilegal poniendo en plena calle tus mantas o puestos dificultando el tránsito peatonal y haciendo competencia desleal a los comercios de esa misma cuadra que pagan sus impuestos.
Una cosa es hacer algo que está mal (lo hacemos todos en algún momento), y muy otra cosa es creerse con patente de corso para hacer cosas que están mal sin siquiera tener conciencia del mal proceder amparándose en el “yo paso necesidades”.
El único progreso posible es el que surge de la educación y la primer parte de la educación consiste en aprender a respetar los derechos de los demás, o sea haciendo carne estos dos conceptos:
1) los derechos de uno terminan donde empiezan los derechos de los demás y es la ley la que establece esos derechos,
2) no le hagas a tu prójimo lo que no te gustaría que te hagan a ti.
Posdata: este posteo está inspirado en las cosas que vi y escuché hoy por TV relacionado al desalojo de los “manteros” del barrio Once en Buenos Aires.