Hay mitos difíciles de dejar. Los mitos religiosos son un ejemplo. Los mitos politicos son otros, por ejemplo, el mito detrás de la Revolución Francesa, resumido en el concepto “libertad, igualdad y fraternidad”. La fraternidad no se genera por una revolución politica, sino por una revolución del corazón, y todavia no la hemos logrado en el planeta Tierra (el ser humano sigue siendo egoista y buscando que SU trabajo vaya para el bienestar de SU familia). Y la libertad y la igualdad van uno en contra del otro, porque si dejamos que las cosas fluyan libremente, las NATURALES DESIGUALDADES en talentos y disposición al trabajo de los seres humanos generara desigualdades economicas notorias y si buscamos la igualdad, lo tenemos que hacer a la fuerza, limitando la libertad. Los voluntarismos siempre han fracasado en la Historia Humana. La realidad siempre triunfa sobre el mero deseo. Por eso los regimenes mas exitosos han sido los pragmaticos, no los ideologicos, los que saben sacrificar “igualdad” para conseguir “mejor standard de vida promedio”. Y por eso los regimenes que prefieren la “igualdad” (Cuba, Corea del Norte) tienen un standard de vida bajísimo. No digo que eso sea bueno, digo que esa es la REALIDAD (lo bueno seria que todos fueramos tan buena gente que nos esforzaramos igual sea que el producto de nuestro trabajo vaya para nuestra familia o para la familia de otros). El Uruguay está en una encrucijada a partir de ahora: o nos vamos para el ideal utopico de igualdad y creamos miseria en el medio plazo o la izquierda se vuelve realista al estilo europeo y entiende que el ideal de igualdad termina donde empieza el ideal de mayor prosperidad (incluyendo la mayor prosperidad para los obreros y empleados y jubilados, o sea, la mayoria del pais)