Me refiero a la trampa en que caen muchos que es dar por sentado que uno tiene derecho a hacer lo que hicieron o aceptaron los padres.
Te voy a dar un ejemplo de la vida real.
Una niña se cría con padres tales que la madre le comentaba a la hija que no quería tener nunca o casi nunca sexo con el marido (el padre de la niña).
Los padres jamás se divorciaron.
Pasan los años esa joven crece, se pone de novia, convive un tiempo con el novio con excelente sexo, se casan y en cuanto se casan ZAS se instaura el “start game” del programa transmitido de forma intergeneracional de la frigidez marital de la esposa adquirido por el ejemplo del matrimonio de sus padres, y la mujer ahora ya casada no tiene nunca ganas de tener sexo con el marido.
Obviamente el marido a medida que pasan semanas meses y años con ese problema va juntando progresivamente cupones de rabia por la ausencia de respuesta sexual de su mujer.
Pero no solo que la mujer no puede escapar de ese trauma original de su niñez disfuncional (ese es el poder increíble del embrujo maldito que algunos padres generan para el futuro de sus hijos) sino que, y aquí viene el meollo del tema de este posteo, la mujer actúa dando por sentado que si el padre aguantó cincuenta años casado así, su marido DEBERÍA HACERLO TAMBIÉN. Y por lo tanto toma el mal humor progresivo de su marido como un ataque personal hacia ella. Como si la actitud del marido fuese un insulto retroactivo al padre …. me estás diciendo que mi padre fue un débil y que él NO debería haber aceptado esa conducta de su esposa? No insultes a mi padre!!!
Todo esto pasa en el inconsciente de la mujer.
Pero el resultado obvio y previsible es el divorcio.
El se divorcia porque llega a la conclusión de que el problema no tendrá solución.
Ella se divorcia porque se siente maltratada por el (porque decodifica todos los años pasados de progresivo disgusto de él por la situación como “maltrato” de él hacia ella, porque parte de la errónea premisa de que si su padre lo aguantó, su marido DEBERÍA aguantarlo también).
Cuál hubiera sido la solución?
Salirse de la herida original de la niña que necesita admirar a su padre pero la atormentaba el pensamiento de “por qué mi padre acepta este no sexo a que lo obliga su mujer? Por qué no demuestra más carácter?”
Dejar de tratar de justificar al padre de ella como “normal” obligando al marido a tomar el mismo rol que el padre (“no es que mi padre haya sido bobo o débil, todos los hombres son así”).
Lo cual requiere SOLTAR al padre.
Lo cual muchas mujeres no logran hacer jamás en sus vidas porque su niña interior ahí se sentiría huérfana.
Esa es la trampa mortal del título.
Posdata: este mismo mecanismo inconsciente de intento de justificación de lo que hizo el padre como algo “normal” que hacen “todos los hombres” explica por qué las mujeres cuyos padres han sido infieles reclutan (inconscientemente) maridos con mayor propensión a la infidelidad que el promedio de los maridos o parejas en general.
Trampa mortal a la felicidad
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