El otro no quiere recibir, necesariamente, lo que a vos te gustaría recibir, de modo que si queres hacerlo/a feliz, dale lo que necesita el/ella.
El otro tiene sus propias heridas de la niñez y por lo tanto sus propios puntos sensibles, si tocas ahí, va a saltar.
El otro tiene sus propios planes de vida, si queres formar pareja, no se trata de primero nos juntamos porque nos atraemos y después vemos adonde vamos, sino de que vos hagas conscientes TUS planes de vida, la otra persona tenga conscientes SUS planes de vida, y ver si ambos van para el mismo lado y AHI invitarse uno al otro a ir juntos.
Cuando ambas personas forman una pareja comprometida, a medida que pasa el tiempo el “otro” y “yo” empieza a transformarse simplemente en “nosotros”.
Algunos lo logran a los meses de conocerse.
Otros a los tres años.
Otros no lo logran jamas (y no saben lo que se pierden).