La metáfora que uso siempre al respecto, es la elección de un apartamento, o casa, cuando queremos alquilar o comprar.
Supongamos que vamos a buscar a través de una inmobiliara, lo primero que nos pregunta es ¿”que busca”?
Supongamos que tenemos un hijo y una hija y buscamos un apartamento que esté en la franja costera, a no mas de 3 cuadras de la rambla, de 3 dormitorios, uno para nosotros y nuestra pareja, y uno para cada uno de nuestros hijos y que cueste entre X y Z dolares.
El vendedor de la inmobiliaria toma nota.
Nos llama unos días después diciendo que tiene un apartamento bárbaro para nosotros, y cuando vamos nos muestra un apartamento que no solo esta a menos de 3 cuadras de la rambla sino que esta EN la rambla, magnifica vista al mar y está en el rango de precio previsto PERO tiene dos dormitorios, no tres.
¿Que haríamos ahí?
Lo miraríamos con una mirada de “que parte no entendiste de lo que te explique”? y le volveríamos a decir que buscamos de TREEEES dormitorios, no dos, porque tenemos un hijo varón y una hija mujer que necesitan un dormitorio para cada uno.
Dos días después nos dice que encontró el departamento de tres dormitorios que buscamos y cuando vamos a verlo es lindo departamento, efectivamente TIENE tres dormitorios pero esta a veinticinco cuadras de la rambla, no dentro de las 3 cuadras que buscábamos.
Ahí seguramente ni siquiera nos molestamos en mirarlo con la mirada de “que parte no entendiste de lo que te explicamos” sino que vamos a otra inmobiliaria, esta con un vendedor SIN retraso mental.
Y efectivamente nos muestra, unos días después, cinco departamentos que cumplen con todos los requisitos básicos que hemos definido como las características no negociables que debe tener el departamento.
¿Cual elegimos entre ellos?
Ahí elegimos por “el detalle que nos enamora”: puede ser la magnifica estufa a leña, o la cocina impresionante, o el baño con jacuzzi, o sea esas cosas que no eran imprescindibles que tuviera pero que … ¡como nos gusta que lo tenga!!!
Muchas personas empiezan una relación de pareja SIN examinar a fondo si efectivamente TIENE los 3 dormitorios y demás características que hemos definido como “no negociables” para que realmente sea compatible con quienes somos y nuestro plan de vida.
Es como si primero firmaran el contrato de alquiler o compra porque se enamoran de la estufa a leña, o de la cocina o del jacuzzi, se mudarían y después ven si tiene o no los 3 dormitorios que en la practica necesitan, descubriendo que no los tiene.
Si, claro, uno puede igual mudarse a otro nuevo apartamento después, cuando descubre que este “no funciona”, pero a que costo, ¿verdad?
Las separaciones siempre duelen y muchas veces, dejan marca.
Por lo cual para elegir pareja primero debemos NOSOTROS pasarnos en limpio y saber
a) cuales características son las que verdaderamente son no negociables y compatibles con nosotros y con nuestros objetivos de vida.
b) que podemos ofrecer a cambio (el equivalente a que podemos pagar por el apartamento o por la casa, solo que aquí no se trata de dinero sino de todas las características que pueda estar buscando la otra persona y que nosotros tenemos o no para ofrecer). Porque si buscamos un apartamento de 3 dormitorios en tal barrio y lo que podemos ofrecer es algo que no alcanza para que el que tiene ese apartamento nos lo quiera alquilar (o vender), nuestro plan no es un plan, es solo una quimera para seguir perdiendo el tiempo quejándonos de que “no hay nadie disponible en el mercado”
Pero con encontrar el apartamento (persona) “adecuada” en cuanto a los “requisitos buscados” no alcanza para elegirla: tiene que haber algo ESPECIAL en la persona que nos ENAMORA (el equivalente a la estufa a leña espectacular, cocina, jacuzzi del ejemplo de arriba), o sea algo que nos hace “especial” a ESA persona.