Salvo excepciones que confirman la regla, están hechizados por un embrujo familiar.
Tendrán seguramente buenas excusas que se dan a si mismos de porque es bueno que vivan con sus padres (o su padre, o su madre)
Pero son meras excusas, la razón es que no han logrado liberarse de algún trauma de la infancia.
El mensaje a ellos es que están desperdiciando su vida.
Mientras no maduramos, es como que estamos muertos en vida, para la vida real de adulto, porque quedamos fosilizados en alguna etapa de nuestra niñez o adolescencia.
Estos adultos inmaduros a su vez vienen de padres emocionalmente inmaduros porque otro síntoma de inmadurez y falta de crecimiento personal es tratar de vivir a través de nuestros hijos lo que no hemos solucionado en nuestra propia vida. Porque el adulto, si ha madurado, sabe amar, lo cual requiere saber “ver” al otro, y potenciar SU esencia, lo cual pasa por entender que el otro no vino a vivir nuestras asignaturas pendientes sino su propia vida.