Un presupuesto por algo es un presuponer cuanto te va a costar.
Cuando yo en mi empresa le erro a un presupuesto y me doy cuenta que en lugar de ganar voy a perder plata IGUAL le cumplo a mi cliente.
Primero porque el nombre y el prestigio de una empresa vale mas que cualquier negocio puntual y segundo porque legalmente el otro me puede demandar.
Y eso es lo que hay que exigirle a todo proveedor del Estado.
No existe en el mundo empresarial serio eso de encargar un trabajo y luego cobrame lo que te parezca asi sea el doble de lo que me dijiste que iba a costar.
Las obras que hizo Ancap fueron presupuestadas en X cantidad de plata y le salio 4 veces mas al país.
Si un empleado mio le erra al cálculo de materiales o de tiempo, en un trabajo importante, de tal modo que sale el doble de lo pre – supuesto (ni hablar si sale al final 4 veces mas), no lo quiero mas en mi empresa porque demuestra no tener capacidad.
Y como el devenir de una empresa es la suma de la capacidad de sus integrantes, un empleado incapaz hunde al resto. Como jefe de la empresa es mi rol proteger el futuro de la empresa exigiéndome a mi mismo y a los demás capacidad en el desempeño del cargo.
Sin embargo en Ancap, una de las dos empresas mas importantes del país, se encargaron trabajos, en un caso, por cien millones de dolares que terminaron costandole al país cuatro veces mas. 300 millones de dolares que con una administración minimamente capaz NO se hubiera tenido que pagar de mas.
Y en la misma administración hubieron otros casos similares que son un disparate (Alur por ejemplo)
Ahí mismo debiera haber renunciado Sendic, jefe de Ancap y Mujica, como presidente, o echaba a Sendic o se volvía su cómplice.
Decidió hacerse su cómplice (en Ancap, en Alur y seguimos contando).
Si eso lo hubiera hecho un político de derecha la izquierda uruguaya estaria protestando y con razón y exigiendo que las cabezas rueden.
Y no hay incapaces de derecha o incapaces de izquierda, solo incapaces.
No hay corruptos de derecha o corruptos de izquierda, solo corruptos.
Una buena parte de la izquierda uruguaya demuestra ser fanática, porque solo un fanático puede no ver lo obvio cuando no le conviene a su ideología.