Todavía no hemos inventado un aparato que mida el aguante al dolor que tiene cada ser humano, habiendo diferentes tipos de dolores (físicos, emocionales, morales, intelectuales, espirituales) y pudiendo una misma persona tener resistencias diferentes al dolor en cada uno de estos dolores.
1) El dolor físico es mejor soportado por las mujeres que por los hombres, quizás porque vienen entrenadas por la evolucion a soportar los dolores del parto (fijate como reaccionan hombres y mujeres frente a una simple gripe, el hombre se pone quisquilloso y malhumorado y se queja, la mujer es mucho mas estoica frente a la enfermedad; obvio que hay excepciones a esta regla, hablo de la regla, no de las excepciones)
2) El dolor emocional es generado por pérdidas y/o por empatía con otra persona que sufre. Las mujeres tienden a tener más dolores emocionales que los hombres, porque la evolución las hizo más sensibles emocionalmente y más empaticas (si salis a cazar, la empatía por el dolor de la presa te quita efectividad, si te quedas en la cueva cuidando tu cría, la empatía y la sensibilidad emocional te hace mejor madre, evolutivamente vas a dejar más descendencia y así progresivamente las mujeres van naciendo cada vez más con un ADN que da mayor sensibilidad frente al dolor emocional propio y ajeno)
La capacidad de sobreponerse al dolor emocional varía mucho entre persona y persona dentro de cada sexo (también varía mucho entre persona y persona la capacidad de aguantar el dolor físico).
3) El dolor moral está generado por nuestra conciencia moral cuando actuamos mal. Hay personas que carecen de conciencia moral (psicopatas por ejemplo) lo cual les quita el freno interno frente al proceder dañino o destructivo.
4) El dolor intelectual recibe en psicologia el nombre de disonancia cognitiva. Surge cuando uno quisiera creer determinada cosa pero surge algún tipo de evidencia que apunta a lo contrario.
4) Para hablar del dolor espiritual es necesario primero definir que queremos decir con el término espiritual.
Por espiritual solemos referirnos a lo relacionado a ese plano o dimensión que está más allá del espacio y del tiempo y relacionado a las razones causas y propósitos de la existencia. A las inquietudes y preguntas que todos nos hacemos (aun si no nos damos cuenta que nos las hacemos porque lo hacemos inconscientemente) de los temas básicos espirituales 1) de que se trata en realidad la vida? somos solo una maquina biológica, mas sofisticada que una ameba o un protozoario pero basicamente el mismo perro con otro collar (de mayor inteligencia etc) o somos un alma a caballo de un cuerpo, somos nada mas que cuerpo y cerebro o somos una entidad no material que “tiene” un cuerpo y un cerebro? 2) existe la vida después de la muerte? 3) quien creo el Big Bang que dio origen, con sus leyes físicas inscritas, a las estrellas y los planetas y a la vida en algunos planteas, cual fue el propósito del Creador si hubo uno en su “Creación”? 4) ¿que es el bien? ¿que es la verdad? etc etc etc.
Vivir sin respuestas a estas preguntas se siente como “dolor espiritual” porque es, realmente vivir “sin sentido” (sentido = dirección, orientación). Si uno sale a navegar en un barco, sin brújula, ni radio, ni mapas, se siente “perdido”.
Frente a ese “dolor espiritual” de la falta de certeza que uno tiene respecto a esas preguntas que todo ser humano se hace (conscientemente o no) hay personas que son muy mariconas para poder aguantarlo (al menos en comparación con otras que aguantan mucho mas el dolor de la falta de certezas sobre la respuesta que sea que nos damos a esas preguntas).
¿Que hace el maricón espiritual que tan poco aguanta el dolor de la incerteza sobre las preguntas espirituales que se hace el ser humano?
Si no sabe aguantar el dolor de la duda, su única salida es volverse religioso dogmático (de alguna de las religiones que se ofrecen en el mercado).
O volverse adepto de alguna secta.
Acepta un dogma en donde otro le dice que tiene que pensar sobre las preguntas espirituales (lo que está escrito en tal y tal libro o lo que dijo o dicen que dijo, el profeta de esa religión) y muerto el perro se acabo la rabia, muerta la duda se acabó el dolor espiritual.
Solo que para matar al perro aqui hay que hacer entrega total de la propia racionalidad para aceptar “cuentitos” de los libros sagrados que se toman como “verdades reveladas”.
Pero también aquí se genera un tipo de disonancia cognitiva espiritual, cuando las creencias y la fe de otras personas ponen en duda el dogma propio.
Y ahí vienen las guerras santas (“mi religión es la verdadera y la tuya es una falsedad que atenta contra mi verdad”) y las discriminaciones que los religiosos dogmáticos hacen sobre todo aquel que ponga en duda sus certezas.
Estas personas tienen la actitud del niño que asustado en la noche porque teme la presencia de fantasmas, se tapa con la frazada (si no lo veo, no existe, seria el razonamiento inconsciente del dogmático que necesita sacar de su vista a todo aquel que le genere disonancia cognitiva espiritual generándole dudas sobre su dogma).
El maricon espiritual
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