La mayoría de las personas, cuando está “muerto de hambre” de comida, hace lo que seaaaaa para poder comer algo (hay una minoría que aun así conservan la ética y el sentido moral, como lo mostraron algunos judíos internados en los campos de concentración que preferían morir o dejar morir a sus propios hijos antes de robarle el mendrugo de comida a otro prisionero).
Las preguntas básicas que todo ser humano se hace sobre el propósito de su vida, sobre la muerte, sobre si hay alguien o algo alli arriba que lo pueda ayudar cuando se siente en peligro, etc, cuando no tienen ninguna contestación, se siente como un “hambre espiritual” (para llamarlo de alguna manera), o sea un vacío que pide ser llenado con algo.
Esa hambre espiritual puede llegar a generar mucha ansiedad y desasosiego y es un dolor psicológico en lugar de físico, un dolor emocional, mezcla de sensación de soledad, de vacío, de desprotección y de falta de sentido de todo.
Y ahi muchos acuden a comer “la comida que sea que llegue a sus manos con tal de disipar el dolor de ese hambre”.
Y la comida chatarra que la mayoría acude ahí para saciar ese hambre espiritual es CREER el cuentito de turno de la religión que se le acerque a uno en la niñez, o creer el dogma pre empaquetado de alguna otra religión que uno encuentre en el camino o el aceptar las enseñanzas “empaquetadas y listas para consumir YA” que le de el gurú de alguna secta.
YAM YAM trago trago, que bueno, se me está yendo la ansiedad de no saber por qué vivo, para qué vivo, de qué se trata la vida, quien creó todo esto, qué hay después de la muerte, qué es lo bueno, qué es lo cierto, alguien me lo dio ya todo empaquetado y envasado.
La alternativa a consumir el equivalente a la comida chatarra de la espiritualidad (fácil de obtener pero poco útil para nuestra genuina nutrición espiritual) es crear NUESTRO propio sentido de la espiritualidad, claro que eso …
1) da trabajo, porque implica leer, estudiar, pensar (leer filosofía, leer de diferentes religiones y corrientes espirituales y luego de digerir lo que uno leyó usar nuestra propia intuición para generar nuestra propia cosmovision sobre la dimensión espiritual de la existencia y darle así respuesta tentativa a las preguntas básicas que todos nos hacemos sobre la vida).
2) ademas de “dar trabajo”, (el equivalente a cocinar nuestra propia comida en lugar de ir al Mac Donald de la religión pronta para el consumo pero de bajo contenido nutritivo espiritual) desarrollar nuestra propia cosmovision espiritual implica que nunca podemos estar seguros de si hemos llegado a la verdad última sobre el tema (por lo tanto requiere tener la valentia y el coraje suficiente para vivir con la duda y la apertura a cambiar de opiniones a medida que aprendemos mas)
La otra alternativa es peor como remedio que la propia enfermedad; me refiero a que hoy en día hay muchos que al no aceptar (por respeto a la propia inteligencia) los cuentitos de las religiones, y al no aceptar tomar sobre si mismos el trabajo de leer y aprender para así desarrollar la propia espiritualidad, se vuelven materialistas ateos que dicen que nada tiene sentido, que no existe nada bueno ni cierto, que todo es mera opinión. Y esa actitud de ausencia de valores genera un mundo aun peor que el que creamos cuando lo que comíamos era la fe ciega en los cuentitos religiosos.
Si bien portarse bien y buscar la verdad solo porque uno le tiene miedo al Dios de las religiones no lo hace a una buena persona sino solo un “animalito bien amaestrado”, un mundo de animales amaestrados es mejor que un mundo de animales salvajes.
El objetivo es desarrollar el bien y la verdad por nuestra propia conciencia moral y no porque un Dios o una Iglesia nos amenazan con el castigo divino, en esta vida o la próxima, si no lo hacemos.
El hambre de sentido (“no solo de pan vive el hombre” es absolutamente cierto)
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