Casi siempre termina mal.
Digamos 9 de cada 10 casos.
¿Por que?
1) Porque el hombre se siente disminuido en su hombría al no ser el proveedor adecuado en el hogar, y se la tiene que “probar” (a su hombría) siendo infiel (conquista sexual) y/o consiguiendo a una mujer que lo “admire” realmente (para compensar el que se siente inferiorizado al ser mantenido por su mujer),
O directamente deja a su mujer después de juntar varios cupones de esa mirada “inferiorizante” que la mujer le larga al mantenerlo.
Y ahí la mujer se siente doblemente traicionada, ¿después de todo lo que hizo por el, todavía la engaña o la deja?
Hay una parte en todo hombre que necesita sentirse el macho con poder en el hogar y ser buen proveedor es parte de ese instinto masculino que sigue existiendo porque llevó cientos de miles de años en ser generado y está grabado a fuego.
2) Porque la mujer se termina sintiendo “usada” y/o sola sin respaldo en la vida.
Lo que al principio le funcionó bien al tiempo, años después, ya no la hace feliz.
Y empiezan los reproches.
Se olvida de que ella ELIGIÓ ese tipo de relacionamiento porque le tiene mieeeeedo al poder del hombre (seguramente porque vio a su padre usar mal su poder, cuando era niña, y haciendo sufrir a su madre o a ella, la niña, a partir del mal uso de su poder)
Y confundió los tantos y creyendo que su padre representaba al género masculino en general, pensó que si no tenia ELLA el poder (y el poder económico en una pareja es buena parte del poder) la iban a hacer sufrir.