Se supone que si estas cambiada para mejor, esa frase se debería decir con admiración y alegría.
Pero muchas veces me encuentro con consultantes que se lamentan de como personas de su núcleo de amistades o mismo de su familia, le “reprochan” que ha cambiado, aun cuando su cambio es claramente para una posición ante la vida mucho mejor parada, de mucho mas autoestima, de valores mucho mas sanos y de mayor felicidad.
Y efectivamente, el principal costo del crecimiento personal es la pérdida de algunas personas que conformaban el núcleo afectivo de uno, y que no solo no acompañan, sino que resienten, el cambio de la persona que ha crecido, aún cuando el cambio fue para mejorar como persona.
La razón es sencilla: el cambio de una persona del grupo obliga a cambiar a todo el resto del grupo, para poder seguir “en la misma longitud de onda”.
Y como crecer y salir de la zona de comodidad de trabajo, y a nadie le gusta, por haraganería natural, que le “hagan” trabajar, prefieren reprochar el cambio de quien cambió.
Posdata: uso el femenino para este artículo, porque por cada hombre que cambia, por crecimiento personal, hay cinco mujeres que lo hacen (los hombres son mas reacios a hacer introspección y terapia, porque te vuelve “vulnerable”) pero obviamente el mismo mecanismo de rechazo a como han cambiado lo sufren los hombres que han dado pasos importantes en su crecimiento personal.