Cuando hemos hecho algún error grave en nuestra vida que nos ha perjudicado gravemente (o ha perjudicado gravemente a alguien que amamos, que al final es lo mismo, porque cuando sufre alguien que amamos, sufrimos nosotros), nos sentimos muuuuy mal.
Todos cometemos errores.
Pero hay errores chicos, medianos y grandes.
Cuando hemos cometido algún error de los grandes, de esos que tienen consecuencias para el resto de nuestro vida, y nos damos cuenta que teníamos todas las posibilidades de no cometerlo (porque es mentira que hacemos lo mejor que podemos, hacemos lo que hacemos y muchas veces perfectamente hubiéramos podido hacer mejor de lo que hicimos), el peor castigo es el saber que hemos sido artífices de nuestra propia desgracia.
¿Que hacer ahi?
1) Tomar nota de las cosas que SI tenemos que son buenas (en lugar de solo centrarnos en lo malo, en lo que hemos perdido por nuestra propia culpa)
2) Empezar de nuevo (o seguir, como se quiera ver) con la conciencia de que hay miles de millooooones de personas que nunca tuvieron eso que tuvimos y perdimos (por nuestra propia culpa) y que aun asi son felices, y si ellos pueden, nosotros también.
Cuando hemos metido la pata hasta el fondo
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