Cuando las relaciones de pareja fracasan y uno mira para atrás, ve que había síntomas de eso que terminó siendo la piedra lapidaria de la relación ya desde muuuuuuuuuucho antes, pero que uno hizo todo lo posible por no tomar nota de la gravedad que “eso” tenia, en su momento.
Es algo que hacemos TODOS, usando el mecanismo universal de “no hay peor ciego que el que no quiere ver” pero lo hacemos hasta que aprendemos a dejar de hacerlo.
Cuando aprendemos a dejar de hacerlo y aparece algo de “mal olor” no miramos para el costado rezando porque “eso” desaparezca (no desaparece, se hace cada vez mas grave) sino que uno ahí para las rotativas, y se pone a confrontar el tema hasta llegar al hueso.
Porque si la relación tiene que terminar, que termine AHÍ en lugar de dentro de algunos años y si el problema tiene solución, que se solución AHÍ dialogando y poniendo los puntos sobre las ies sobre lo que es aceptable y lo que no.