Sacrificio viene de faccere sacro ,las cosas que hacemos (faccere es hacer en latín) por motivaciones espirituales (sacro), como el amor.
Querer a alguien es una flecha que va del otro hacia uno, lo que esperamos recibir.
Amar a alguien es una flecha que va de uno hacia el otro, lo que nos da placer dar.
Pero dar siempre es un sacrificio.
Algo perdemos de nosotros para poder “dar”, sea nuestro tiempo, o nuestra energía o nuestros recursos o incluso la presencia del otro en la vida de uno, al que podríamos intentar retener si pensamos en NUESTRO beneficio y no el de la otra persona.
Cuando uno ama, el sacrificio se siente como algo PLACENTERO.
Cuando uno solo quiere, el sacrificio se siente como algo penoso.
Los que asocian sistemáticamente la palabra sacrificio con algo penoso es porque no saben amar.
Mi consejo hacia esas personas es “no tengan jamas hijos ni hagan compromisos de pareja” porque no saben hacer mas que querer a alguien.
Los que odian la palabra sacrificio no saben amar
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