Una es directamente negar de raiz que uno haya hecho nada mal.
Otra es admitir que se hizo algo mal pero negar la gravedad de la falla.
Otra es admitir que se hizo algo mal y admitir la gravedad de la falla pero pretender que “eso quedó en el pasado”, como si las fallas que hemos hecho en el pasado no dejaran, muuuuchas veces, enormes secuelas de daños que siguen actuando en el presente.
Y otra es directamente ponerse en una posición falsamente espiritual de “no criticar a nadie sus fallas”, o al menos “a nadie que esté en la posición en que está uno”.
Por ejemplo, la madre o padre que no quiere ser criticado en las cagadas que hizo en su rol de madre o padre, te puede decir “nunca hay que criticar a los padres”.
Cuando te dicen “no hay que criticar nunca a los otros padres” lo que realmente te están diciendo es “y no me critiques a mi en mi rol de padre o madre”.
O la esposa o marido que ha destruido su propia familia por actuar de forma irresponsable no una sola vez sino de forma continuada por años (hasta que al final de tanto tirar de la piola esta se rompió) intentará convencerte de que “eso es algo del pasado que ya no influye en la forma en que uno puede catalogarlo en sus méritos y defectos” (algo así como “señor juez, no me envíe preso, es cierto que yo rapte y viole a esa niña pero eso fue el año pasado, yo ahora hace tiempo que no rapto y violo a nadie, no puede pensar que yo merezco algún tipo de reprimenda o critica o castigo hoy por algo que hice en el pasado”).
Eso mismo que suena tan ridículo cuando se lo pone en un tema legal, es IGUALMENTE RIDÍCULO cuando se lo pretende poner en un tema moral.
Cuando fallaste gravemente como madre o como padre, o como pareja o como amigo, y los efectos de tus fallas siguen generando daño en el presente, que pretendas que “eso es algo del pasado” es simplemente la pretensión de la inocencia que no se tiene.