De la misma manera que no podes evitar TUS propios problemas ni cambiando de pareja, o de trabajo, de país o de continente, porque los problemas te siguen a donde vayas, tus problemas con tus padres no terminan cuando estos se mueren o cuando cortas relaciones físicas con ellos.
Las consecuencias de lo malo que hayan hecho contigo siguen dentro tuyo.
EL MÉTODO que te recomiendo para saldar el tema es este, si no podes decirles todo a la cara:
Agarras una foto de tu papá o tu mamá, o de ambos (o de quien sea que tenes que saldar cuentas).
La mandas ampliar de modo que la cara quede casi en tamaño normal
La pones en una silla delante tuyo
Te sentas delante de la silla y le decís TODO lo que tenes para decirle.
Si intuitivamente sentís que te quedan cosas para decir, lo podes hacer en una segunda sesión también.
Y una tercera, cuarta etc
Hasta que sientas que le dijiste todo lo que tenias para decirle.
Y si lo que tenias para decirle son cosas negativas (porque a veces lo que queda para decir es pedir perdón o decirles cuanto los querías y no se los dijiste suficiente antes de morirse ellos) ahora viene la parte mas difícil
Agarras la foto y la pinchas con alfileres a un gran almohadón.
Y le pegas al almohadón.
Sin culpa.
Bien fuerte.
Mientras vas pegando te vas acordando el mal que te hizo
(vas a tener que vencer resistencias porque viste, “madre hay una sola” y todos esos versos falsos que nos lavaron el cerebro de chicos)
Y luego de haberte desahogado hasta las tripas, si podes, si te sale genuinamente de adentro lo/la perdonas, no la justificas, lo/la soltas.
Que las cuentas cósmicas las cobre el Universo.
Y así de sencillo, te lo sacas de adentro.
Escupir el veneno es muy importante.
Llamar a las cosas por su nombre es muy importante.
¿Tenes algo para perder si lo probas?
Posdata: si le hablas a la silla y después seguís permitiendo que tu madre o padre (o tu pareja o quien sea) te toxifique con sus actitudes, palabras o gestos, no sirve para un carajo. En todo caso la silla es el entrenamiento, pero es imprescindible cortar afuera con lo que te sigue enfermando las emociones y la psique (y si sigue así, el cuerpo).