Darse cuenta de como lo que hicimos mal termina dañando a otra persona y/o terminó perjudicándonos a nosotros mismos en nuestra calidad y felicidad de vida, presente y/o futura, “duele”.
Duele cuando perdemos algo por culpa de otros pero duele aun mas cuando perdemos algo por culpa y responsabilidad nuestra.
Para evita ese dolor, mucha gente acude a reescribirse el pasado, distorsionando, mintiéndose, “olvidándose” de como fueron en realidad las cosas, en fin, usando la capacidad que todos tenemos de la automentira, para no tener que sufrir tanto como sufririamos al ver la verdad de como fue todo en realidad (todo es todo, no la parte que preferimos ver para quedar bien parados o al menos no tan mal parados),
Cuando le quitas la anestesia a esa gente, se enoja mucho contigo (a menos que haya acudido a ti PARA poder desenmascarar sus automentiras y destrancar su vida, ahi la gente va con la valentia suficiente de asumir el dolor, para poder estar mejor luego en sus vidas, ya que la verdad es siempre el peaje necesario para mejorar nuestras vidas).
Y efectivamente, animarse a pasar por el dolor de llamar a las cosas por su nombre, sin distorsiones ni mentiras, es crucial, porque ningún crecimiento real surge basado en la mentira de ningún tipo y muy especialmente, en la automentira.